El hablante lírico en la poesía contemporánea: nuevas formas de decir yo
Explora cómo ha cambiado la voz poética en el siglo XXI y qué nuevos sujetos aparecen en los poemas actuales.
¿Sigue existiendo el hablante lírico en la poesía de hoy? La respuesta es sí, pero ha evolucionado. En la poesía contemporánea, la voz poética se ha transformado para reflejar nuevas identidades, experiencias y formas de expresión.
En este artículo exploro cómo el hablante lírico ha cambiado en el siglo XXI, presentando ejemplos concretos.
Del yo íntimo al yo expandido
Tradicionalmente, el hablante lírico era una voz introspectiva que expresaba emociones personales. En la poesía contemporánea, este "yo" se fragmenta y se multiplica, incorporando diversas identidades y perspectivas.
si el tiempo es cuir/y la memoria es trans/y me duelen las manos en el frío/entonces
Raquel Salas Rivera
hay maneras de doler hoy por hoy
y mañana ni saber cómo fue.
duele como nunca cuando el siempre es ahora,
ahora como nunca se da.
no hay manera de mañana, ni forma de hoy
sólo como siempre teniendo que ir
desde y hacia un futuro no sé,
para nunca mirar de nuevo
al sí;y si el siempre es como nunca pensé,
dolerá con dolor de antier.
tendrá que tenerme con sí:
todo no da del porqué.es mucha la fe que me dio el vivir,
pero más la duda que deshizo al saber,pues hoy por hoy es seguro el placer
del siempre tener que empezar.
Raquel Salas Rivera es un poeta puertorriqueño no binario que escribe en español e inglés. Su obra aborda temas como la identidad de género, la colonialidad y la experiencia puertorriqueña.
En este poema el hablante lírico no se presenta como una persona reconocible ni estable. No hay una historia clara, ni un “yo” definido: lo que emerge es una conciencia que fluye entre el dolor, el tiempo y la incertidumbre. Esta voz poética se construye desde la duda, con frases que rompen la lógica gramatical tradicional y con repeticiones que refuerzan la sensación de tránsito emocional.
Este tipo de hablante lírico es muy característico de la poesía contemporánea: una voz que no busca afirmar una verdad, sino explorar lo inestable, lo contradictorio, lo no resuelto. Su fuerza está en la ambigüedad, en cómo desarma las categorías tradicionales del “yo”, del tiempo y del lenguaje. Así, más que representar a una persona específica, esta voz encarna una experiencia colectiva, abierta y disidente que interpela desde múltiples lugares a la vez.
Nuevas voces: cuerpos, géneros, geografías
La poesía contemporánea ha abierto espacio para voces que antes estaban marginadas, incluyendo poetas queer (como vimos en el poema anterior), afrodescendientes e indígenas. Estas voces aportan nuevas perspectivas y enriquecen la diversidad del hablante lírico.
A continuación te presento un poema de Ruperta Bautista Vásquez, escritora, poeta, traductora y antropóloga tsotsil nacida Chiapas, México. Primero va la versión en tsotsil y abajo la traducción:
Jluchomajeletik
Ruperta Bautista Vázquez
Ti tsebe xchi’uk sk’ob
sluch sloktabe sp’ijil sjol yo’nton mol me’eletik
yu’un sk’u’iltas tu slumale.Ti me’ele xchi’uk sp’ijil sjol yo’nton
sluch stsatsubtasbe yip tsajal o’ntonal,
sluch ta yaxal kuxlejal ti ach’ jnaklejetike,
sluch ta k’anpomanil no ti lametel sikil osil k’ak’ale.Sluch slok’ta ta lajelal
ti stsatsal yip ach’ jch’iele,
ta ik’mach’an ni ti slajeb skuxlej ti me’ele.Ta spixbe sbek’tal stakopal
chavo’ antsetik ti osil k’ak’ale
ta xlikatik muel ta ik’ ta tok
xtoyatik batel ta yoxlahun kojal osil balumil.Bordadoras
Ruperta Bautista Vásquez
Con sus manos la niña
borda el conocimiento de sus abuelos
para el vestuario del pueblo.Con su pensamiento la anciana
borda en hilos rojos el corazón
la descendencia en azules hilos,
el silencio en hilos color sepia.Borda hilos quemados
los latidos de una joven,
hilos grises la palpitación de una vieja.El tiempo entra con tranquilidad
a los cuerpos de dos mujeres
y se lleva a cabo en ellas la asunción
hacia el decimotercer escalón del infinito.
En este poema, el hablante lírico adopta una voz colectiva y ancestral. No habla desde un “yo” individual, sino desde una mirada que observa y honra la transmisión del conocimiento entre mujeres tsotsiles. El hablante describe a las mujeres bordadoras no solo como creadoras de textiles, sino como tejedoras del tiempo, la memoria y la historia del pueblo. Esta voz lírica se sitúa dentro de una cosmovisión indígena donde el cuerpo, el pensamiento y el ritual se entrelazan. Hay un tono reverente, pausado, que reconoce el poder simbólico de cada acción cotidiana.
Lo que hace contemporáneo a este hablante lírico es su capacidad de articular lo colectivo y lo espiritual desde una lengua y una visión no occidental. El poema no busca hablar “sobre” las mujeres tsotsiles, sino hablar desde ellas, desde sus gestos, sus hilos, sus cuerpos. Esta voz lírica trasciende el español y emerge también desde el tsotsil, lo cual refuerza su carácter situado y multilingüe. En vez de imponer una identidad única, el hablante se convierte en un canal de enunciación para una experiencia compartida, profunda y ligada a la tierra, al linaje y al tiempo cíclico.
Formas nuevas: entre la prosa, el diario y la performance
El hablante lírico contemporáneo no se limita al verso tradicional. Se manifiesta en formas híbridas que combinan poesía visual, prosa, diario y performance.
Por ejemplo:
Este texto no presenta versos en sentido clásico. De hecho, el poema no está “escrito” en el espacio central del papel. En su lugar, encontramos tres frases dispuestas como instrucciones:
Una indica que el primer verso debe leerse arriba.
Otra, en diagonal, rompe la linealidad visual y sugiere una lectura interrumpida.
La última aclara que el verso final está en la parte inferior.
Este uso del espacio convierte la lectura en una acción. El lector no solo interpreta palabras: realiza un recorrido físico y visual por la página. La poesía deja de ser solo lenguaje y se convierte en disposición espacial, en coreografía mínima.
El hablante lírico en este caso no se expresa emocionalmente, ni relata una experiencia personal. Lo que aparece es una voz conceptual, que instruye, ordena y genera expectativa. El poema no dice: estructura.
No hay “yo” enunciativo, pero hay una presencia que organiza, diseña y anticipa la lectura. Esa presencia también es una forma de sujeto lírico: uno que no habla, pero que actúa sobre el lector.
El hablante como espacio de conflicto
En la poesía contemporánea, el hablante lírico a menudo se presenta como un espacio de conflicto y cuestionamiento. Ya no busca una verdad única, sino que explora preguntas y contradicciones.
Enrique Falcón, español, denuncia en su poesía las injusticias sociales y expresar una crítica profunda a la sociedad capitalista.
Canción del levantado
Enrique Falcón
No adoptes nunca el nombre que te dé la policía
No acerques tu caricia a la piel del invasor
No comas de su trigo, no bebas más su leche
No dejes que tu alberca la vuelvan lodazal
No esperes casi nada de su magistratura
No reces en su lengua, no bailes con sus ropas
No pierdas nunca el agua que duerme a los guardianes
Ni alojes en su boca la sal de tu estupor
No guardes en el sótano más bombas incendiarias
No firmes con tu letra los presagios del poder
No tiendas más cadáveres en la comisaría
No esperes nunca nada de la voz del ataúd
No entregues tu camisa a ninguno de sus bancos
Ni viertas en tu vientre el pozal de una bandera
No lleves a tu amigo a los pies del impostor
No dejes que su lengua fructifique tras tu casa
No permitas a tus hijos,
nunca dejes a tus hijos
esconderse en su jardín.
Este poema se inscribe en la tradición de la poesía comprometida que en el siglo XX tuvo voces como Blas de Otero, Ernesto Cardenal o Juan Gelman. Sin embargo, la voz lírica que aparece aquí no es simplemente militante o testimonial: es una voz en tensión permanente, que se construye desde el rechazo, la alerta y la insubordinación. A diferencia del hablante lírico clásico que busca expresar una emoción o una experiencia íntima, este hablante habla desde el conflicto, se define por lo que niega, por lo que resiste.
La estructura anafórica (“No…” repetido al inicio de cada verso) convierte al poema en una suerte de mantra de supervivencia, en una poética del desacuerdo. El hablante no ofrece certezas ni promesas, sino prohibiciones, advertencias y negaciones que exponen la violencia del poder y la necesidad de mantenerse alerta. Así, se convierte en un espacio de contradicción: se dirige al lector como si lo cuidara, pero desde una dureza extrema. Esta es una de las formas contemporáneas del hablante lírico: una voz quebrada por el mundo que, sin embargo, persiste en hablar.
Preguntas frecuentes sobre el hablante lírico en la poesía contemporánea
¿El hablante lírico desaparece en la poesía contemporánea?
No desaparece, pero cambia de forma. Puede aparecer como una voz fragmentada, colectiva o incluso silenciosa. En lugar de un “yo” definido, encontramos muchas veces una presencia que reflexiona, observa o interpela sin mostrarse de forma directa.
¿Qué caracteriza al hablante lírico actual?
Su principal rasgo es la flexibilidad. Puede ser íntimo o político, tener una identidad clara o difusa, y usar formas tradicionales o híbridas como la prosa poética o el collage. Es una voz que se adapta al tema, al contexto y al lenguaje del poema.
¿Qué aportan el feminismo y las disidencias al hablante lírico?
Han introducido voces diversas: cuerpos antes silenciados, nuevas formas de sentir y decir. El hablante lírico ya no es neutro: se construye desde la experiencia, el género, la lengua y el territorio, rompiendo con la idea del “yo” universal.
¿La poesía en redes sociales tiene hablante lírico?
Sí. Aunque parezca más directa, también construye una voz. Ese hablante busca conexión, emoción o impacto, y aunque use un tono confesional, está moldeado por el formato y la intención comunicativa del poema.
¿Existe hablante lírico en la poesía visual o experimental?
Sí, aunque no siempre de forma evidente. Puede aparecer en la disposición del texto, en la imagen, en el ritmo visual. Incluso sin un “yo” claro, hay una intención poética que organiza el sentido y que puede leerse como voz.