Oda al caldillo de congrio de Neruda: un poema que se come
Un plato chileno, una receta poética, y el arte de celebrar los sabores en verso. Así cocina Pablo Neruda su famosa oda gastronómica.
Hola, y gracias por abrir este correo.
Las últimas semanas hablamos de sentimientos difíciles de describir: la soledad, la ausencia. Hoy, en cambio, nos vamos a lo concreto. Muy concreto. Un plato humeante, un pescado rosado, una receta con ajo, cebolla y camarones.
Pablo Neruda escribió este poema en de su libro Odas elementales, una serie de textos que celebran las cosas simples y esenciales de la vida.
Una oda es un tipo de poema que celebra algo. A veces son cosas grandes, como el amor o la patria. Otras, como en el caso de Neruda en el poema de hoy, son cosas cotidianas: una cebolla, una cuchara, un pez. Lo importante es el tono: una mezcla de admiración, detalle y entusiasmo.
Nada de abstracciones: objetos, comidas, acciones cotidianas.
Todo eso también puede ser poesía.
Aquí va el poema de Pablo Neruda (Chile, 1904-1973). Parece largo pero no lo es tanto:
Oda al caldillo de congrio
En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
Lleven a la cocina
el congrio desollado,
su piel manchada cede
como un guante
y al descubierto queda
entonces
el racimo del mar,
el congrio tierno
reluce
ya desnudo,
preparado
para nuestro apetito.
Ahora
recoges
ajos,
acaricia primero
ese marfil
precioso,
huele
su fragancia iracunda,
entonces
deja el ajo picado
caer con la cebolla
y el tomate
hasta que la cebolla
tenga color de oro.Mientras tanto
se cuecen
con el vapor
los regios
camarones marinos
y cuando ya llegaron
a su punto,
cuando cuajó el sabor
en una salsa
formada por el jugo
del océano
y por el agua clara
que desprendió la luz de la cebolla,
entonces
que entre el congrio
y se sumerja en gloria,
que en la olla
se aceite,
se contraiga y se impregne.
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
como una rosa espesa,
y al fuego
lentamente
entregar el tesoro
hasta que en el caldillo
se calienten
las esencias de Chile,
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.
¿Qué dice este poema?
- Que cocinar también es cultura: el poema celebra un plato típico chileno y la forma en que se prepara, como parte de una identidad compartida.
- Que la cocina empieza en la tierra y en el mar: Neruda exalta los ingredientes del caldillo (el congrio, los camarones, los ajos, la cebolla) como tesoros naturales de Chile.
- Que el placer empieza antes de comer: hay goce en tocar, oler, ver, mezclar y esperar. El poema es casi una receta erótica.
- Que hacer un caldillo es casi como escribir un poema: se transforman los ingredientes naturales con cuidado, con fuego lento, hasta que surge algo nuevo y lleno de sentido.
Este poema se parece más a una receta que a un poema tradicional. Pero justo ahí está su fuerza. Neruda no exagera, no adorna, no disfraza. Describe con precisión cada paso del proceso: desde el congrio desollado hasta la crema que corona el plato.
La voz que habla en el poema se dirige al lector como si estuviera en la cocina. Usa verbos imperativos: lleva, huele, deja caer, entrega. Te hace participar. No es una contemplación pasiva: es una invitación a actuar, a cocinar, a disfrutar.
Y al final, dice algo tan simple como hermoso: en ese plato, puedes conocer el cielo.
Sin metáforas elevadas ni lenguaje rebuscado, el poema logra algo que a veces se le olvida a la poesía: hacerte sentir que la vida, tal como es, ya es suficiente.
Ojalá este poema te haya dado ganas de cocinar algo rico o de mirar distinto lo que tienes en la mesa.
A veces, celebrar (como lo hacen las odas) lo cotidiano también es una forma de poesía.
Si quieres que analice un poema en particular o que busque uno que hable de algo que estás viviendo, escríbelo en los comentarios. Me gustará leerlo y quizá lo incluyamos en un próximo número.
Igual, si tienes un libro de poemas y te gustaría que comentara alguno, escríbeme.
Nos leemos la próxima semana.
Jorge