🔇 Un poema frente al vacío: Roberto Juarroz sobre el silencio
¿Qué hacer cuando la mente se queda en blanco? Este poema encuentra sentido en el silencio.
Hola, gracias por abrir el mail.
A veces escribo el boletín por partes: un párrafo el lunes, el comentario del poema el miércoles, hago la edición el viernes. A veces lo escribo todo de jalón en una sola tarde. Pero esta semana no me venían las ideas por ningún lado.
Leía poemas, buscaba temas, anotaba cosas… pero nada funcionaba porque me parecía forzado.
Después de un rato acepté que tenía la mente en blanco.
Y más tarde entendí que ese bloqueo podía ser el tema: no tener nada que decir, no saber por dónde empezar, no tener claro qué sigue.
Entonces me topé con un poema breve, escrito con la misma sensación de estar frente al silencio.
Y me hizo pensar que, en poesía, el silencio también importa.
Las pausas, los vacíos, los espacios entre versos.
A veces una línea vacía dice más que una escrita.
Estar en blanco también es parte del proceso. No tener nada que decir puede ser el primer paso para decir algo distinto.
🔇 Un poema frente al vacío
Aquí tienes el poema del argentino Roberto Juarroz (1925-1995):
No se trata de hablar…
No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede esa zona abierta
como una esperanza hacia atrás.
Y tal vez ese signo invertido
constituya un toque de atención
para este mutismo ilimitado
donde palpablemente nos hundimos.
¿Qué dice este poema? Dice, en otras palabras:
— No siempre hay que hablar ni quedarse callado.
— Hay un espacio entre la palabra y el silencio.
— Ese espacio puede ser una forma de esperanza.
— El silencio también tiene sentido.
— Estar en blanco no es estar vacío: es estar en pausa.
El poema empieza con una línea que describe lo que me pasó esta semana:
No se trata de hablar, ni tampoco de callar.
Eso sentí: que no tenía nada que decir, pero tampoco quería forzar algo solo por llenar el silencio.
El poema propone una tercera opción: abrir algo entre la palabra y el silencio. Ese espacio raro donde no hay respuestas claras, pero sí hay presencia, atención.
Luego sugiere que cuando todo pase (el tiempo, las palabras, los silencios) quizá quede abierta esa zona intermedia. No es ruido ni vacío. Es otra forma de estar.
Al final, el poema suena como una advertencia. Vivimos en un estado de incomunicación profunda (mutismo ilimitado) que nos domina. Y a veces un gesto, un poema o una pausa consciente pueden sacarnos de ese silencio.
A todos nos ha pasado: estar frente a una hoja en blanco, una conversación pendiente, una decisión sin rumbo… y no saber por dónde empezar. Este poema no da respuestas, pero recuerda que ese momento también tiene valor. Que no hay que apurarse. Que estar en silencio no es estar perdido, sino tal vez estar escuchando algo que apenas comienza a tomar forma.
Hasta aquí el silencio roto de esta semana.
Ojalá este poema te haya hecho compañía, como me la hizo a mí.
Nos leemos la próxima semana con otro texto y otra pausa.
Saludos,
Jorge