Ejemplos de poesía neobarroca
Tres poemas para leer cómo se construye el exceso, la fragmentación y el ritmo en la poesía neobarroca latinoamericana.
¿Cómo se lee un poema que no se deja explicar tan fácilmente? ¿Uno que rompe la frase, que acumula imágenes, que juega con palabras como si fueran materia viva?
El neobarroco no es un estilo uniforme. Algunos poemas son políticos, otros fragmentarios, otros explosivos en su lenguaje. Pero todos rechazan la transparencia. No dicen, construyen. No guían, interrumpen. Su sentido no está al centro, sino en la orilla.
En este artículo te presento tres fragmentos (de Perlongher, Jiménez y Espina. Si quieres conocer más poetas neobarrocos mira este artículo) que no resumen el neobarroco, pero sí muestran distintas formas de acercarse. Si nunca habías leído algo así, o si ya leíste cómo leer un poema neobarroco, esta es una buena forma de empezar a afinar la lectura.
📖 Néstor Perlongher
India muerta
Noticiándose del malhadado suceso del 27
volví a sufrir otro revés que nos obligó a pasar el Yaguarón
un poco apurados
yo perdí parte de la montura pero salvé bien desde aquel día
estamos bajo protección de las autoridades imperiales
que nos protegen y nos respetan en todo aquello que puede ser
para mantener la esperanza de salvar la república
mirar con indiferencia las desgracias del país
un enemigo fuerte y poderoso que tenemos al frente
no me horroriza ni me infunde terror
árbitro de la fortuna de este honrado
pueblo compuesto de patriotas cuyo patriotismo los ha hecho callar
un atrevimiento sin límites
En la frontera de Santa Teresa nada hay nuevo: los enemigos
continúan ocupándola
mi idolatrada Bernardina
en brazos de un poder americano.
Cómo leerlo:
Este poema no distingue entre lenguaje militar, afectivo o épico: todo se mezcla. Frases tomadas del discurso oficial se funden con lo íntimo. La puntuación desaparece, y con ella, la jerarquía entre lo que se informa y lo que se siente. El resultado es un lenguaje saturado, atravesado por lo político, lo personal y lo irónico al mismo tiempo.
📖 Reynaldo Jiménez
La venganza o la vergüenza
(fragmento)
la venganza o la vergüenza, la punción
o la pústula, la apuesta o la estocada, la
advertencia o la estaca –y que el error
sea terror, y alcanzar, sin calzar
lo demasiado, cabeza versus corazón y, si hay
sol, por qué no idea para tocar, por qué no dioses
como soles en riñón, por qué no esto para que
aquello se queme o deje de quemar. el rostro
Cómo leerlo:
Este poema trabaja con oposiciones: palabras que se parecen en sonido pero se distancian en sentido. La estructura es binaria, pero inestable. El lector no sabe si se está afirmando algo o cuestionando todo. El lenguaje parece debatirse consigo mismo. Aquí el ritmo se impone sobre la sintaxis. Puedes ver cómo estas características se relacionan con el estilo en este artículo sobre las características del neobarroco.
📖 Eduardo Espina
Muslos portaban el develamiento
(Leyendo al Marqués de Sade en un dirigible)
(fragmento)Por salvajes escritos, antiprosista, antirepublicano, antiguo
habitante en antípodas del Eleusis, pobre antillano anterior.
En letra que predijo para domeñar papeles que luego libros,
como antídoto de frágiles dominios, por antílope y luminosidad.
Fue antes como crecerle humeosas las ceremonias conjugadas,
escudo de imaginarios principados, mucho paraíso que fue antes,
un apellido o rumbo gimnopédico y tan libre bugarrón, yéndose.
Hasta que dejabas morir –infinitivo del tiempo infinito– las
profundas pieles abandonadas a cuyo alrededor, que paso tras
paso enarcaron los siglos con manchas de aliento y suspiros,
respirando a mares amarillos los minutos (en ellos) y una vida
mejor: charco de jicoteas, lámpara al fin de la brea y nada no.
Cómo leerlo:
Aquí el lenguaje se expande como una mancha. A pesar de que el conteo silábico en cada verso es semiregular (entre 20 y 24 sílabas), no hay centro, ni verbo rector, ni hilo lógico aparente. El poema gira en torno a asociaciones libres: palabras que evocan otras palabras. Hay acumulación, desvío, barroquismo léxico. No se trata de encontrar una idea, sino de notar cómo la forma misma produce extrañeza.
En resumen
Cada uno de estos poemas muestra una forma distinta de trabajar el neobarroco. En Perlongher, la mezcla de registros revela cómo el lenguaje oficial puede volverse íntimo y perturbador. En Jiménez, el poema se construye desde el ritmo y la tensión entre palabras. En Espina, el sentido se disuelve en asociaciones libres que expanden el lenguaje hasta hacerlo irreconocible. Ninguno busca claridad: todos apuestan por una experiencia densa, fragmentada, que obliga a leer con otros ojos.
🧠 Preguntas frecuentes
¿Qué hago si no entiendo lo que está pasando en el poema?
No lo fuerces. Empieza por notar el ritmo, la repetición, el tono. A veces una palabra, una imagen o un corte dice más que toda una interpretación.
¿Por qué hay frases sin sentido o sin verbo?
Porque estos poemas no siguen la estructura tradicional. El sentido no se da en una línea recta, sino en cómo se conectan fragmentos, sonidos, asociaciones.
¿Es válido leer solo por el ritmo o por las imágenes?
Sí. El neobarroco no busca ser descifrado como un código. Leer por ritmo, textura o sensación es una forma legítima de lectura.
¿Cómo sé si estoy “leyendo bien” un poema así?
No se trata de leer bien, sino de leer con atención. Si algo te detiene, te incomoda o te deslumbra, ya estás dentro del poema.
¿Hay que conocer teoría para disfrutarlo?
No. Lo importante es animarse a leer sin certezas. La teoría puede venir después, si quieres profundizar. Pero el primer paso es la experiencia.